lunes, 12 de mayo de 2014

SOKATIRA

SOKATIRA


El origen de la competición de tirar de la cuerda se remonta a antiguas veneraciones y celebraciones.





  La historia no facilita ninguna fecha ni lugar que arroje luz en torno al origen de la sokatira. 


En algunos países (Birmania, Halmahera, India, Borneo, Corea, Hawai e islas de Nueva Guinea) se han encontrado vestigios de actos rituales de la sokatira.


 También en los países asiáticos y África (Congo, Zaire), en América (los esquimales) y en Oceanía (Nueva Zelanda) la sokatira se conoce a través de los ritos.


La sokatira es símbolo de unos poderes místicos, tales como el fracaso de la maldad, en las disputas entre el bien y el mal, en los funerales... la previsión meteorológica de la nueva estación.

 El etnógrafo F.E. Lawyer explica la creencia birmana sobre esta cuestión: el grupo de la lluvia y el de la sequía luchan entre ellos por imponerse, y dice la mentalidad popular que llueve cuando el grupo húmedo logra vencer al seco.


En el otro extremo del mundo, los esquimales de Canadá tienen la costumbre de formar dos grupos, uno representando al otoño y el otro al invierno. 


Dependiendo de cuál de ambos triunfe, hacen la previsión del tiempo que les aguarda.


A medida que la historia avanza, la sokatira no vuelve a relacionarse con ceremonias rituales, y se ha convertido en una mera competición de fuerza física.

  • 2.500 a.C.
    Se han hallado impolutos restos en el grabado de una pared de la tumba de Meretaku, en Sakara (Egipto), en el cual la sokatira aparece como deporte.
  • 500 a.C.
    Se desarrollaba en Grecia, cuna de los Juegos Olímpicos. Los atletas practicaban la sokatira como deporte de competición o como ejercicio físico que servía de entrenamiento para otros deportes.
  • Siglo XII d.C,
    La sokatira era parte de las competiciones de las cortes de los emperadores de China.
  • Siglos XIII-XIV
    También en Mongolia y Turquía se hallaron vestigios de competición. En la Europa Occidental, la historia sobre la aparición de la sokatira comenzó aproximadamente en el año 1.000 d.C. En las historias de los campeones de aquella época figuran los restos de la sokatira de Escandinavia y Alemania, en los juegos llamados "Kraftige Spiele" (el juego de la fuerza).
  • Siglos XV-XVI
    Se encuentra presente asimismo en los torneos de Francia y Gran Bretaña. Además, en esa era se concedía mayor importancia al deporte. A la hora de formar el equipo, la selección se realizaba entre jóvenes del mismo peso.

 En el siglo XIX tenemos en Europa la sokatira que hoy conocemos como "deporte organizado".

Primero fue entre clubes, pero poco a poco fue evolucionando y se crearon diversas sociedades y federaciones de clubs.


En Gran Bretaña, por ejemplo, en 1.880 se creó la Sociedad Atlética de Aficionados, y al mismo tiempo lo hicieron las sociedades nacionales de atletismo y fútbol.


Las modalidades de atletismo existentes eran las siguientes: carreras, saltos, lanzamientos de pesos y la sokatira.


Al igual que sucediera en otros muchos deportes, las reglas de la sokatira no eran muy claras ni homogéneas para todos los países.


  En algunos de ellos, el equipo estaba formado por cuatro hombres. En otros, sin embargo, se componían de ocho.



 En algunos de ellos, el equipo estaba formado por cuatro hombres. En otros, sin embargo, se componían de ocho.


 Se ha de decir que las propias técnicas que se empleaban en la sokatira constituirían un insulto en comparación con las reglas actuales, mas en aquella época se consideraban buenas y útiles.

Hay distintas técnicas para tirar de la cuerda:

-En los bares del Tirol austríaco, desde hace dos siglos, se hace Finger häkels o mediante el dedo.

-Los esquimales practican una lucha entre dos, conocida por el nombre de Arsaaraga.

-En Corea, la competición se basa en conseguir que el adversario cruce la línea, valiéndose de palos.
  1. Al principio, en las olimpiadas de esta nuestra época, todas las modalidades deportivas estaban presentes en el programa; incluso la propia sokatira. Constó en el mismo desde 1.900 a 1.920, año en el cual fue suprimida por votación de la mayoría de la Comisión Olímpica Internacional (COI), bajo la finalidad de disminuir el número de participantes en estos juegos. Esta decisión conllevó la paralización por un tiempo de la extensión de la sokatira a nivel internacional.

LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL
Afortunadamente, el hecho de que la sokatira no esté presente en las olimpiadas no ha conllevado su desaparición. 


La sokatira permanece viva en todo el mundo como actividad deportiva.


 Entre las sociedades de atletismo, la sokatira era aún una disciplina atlética.


 En algunas ocasiones, como ferias o festivales, solía haber una competitividad feroz entre los pueblos.

Los equipos vieron la necesidad de crear una institución de sokatira extraordinaria y autónoma, la Sociedad Nacional de Atletismo, porque no se atendía demasiado a esta modalidad. 

La más antigua es la sueca: SUENSKA DARGKAMP FORBUDENT (1.933); GRAN BRETAÑA (1.958) y HOLANDA (1.959).


Una vez fundadas las sociedades nacionales, el ansia y la necesidad de competir internacionalmente fueron poco a poco en aumento.


 George Hutton, de la sociedad inglesa, promovió la creación de la federación internacional en 1.960, con la colaboración de los representantes de la sociedad sueca.


El I Concurso Internacional lo organizó la nueva federación: los Juegos del Báltico (1.964), en Malmo-Suecia, en el cual participaron Gran Bretaña, Suecia, Holanda y Dinamarca.



 El I Campeonato de Europa: en Cristal Palace-London (1.965). El I Campeonato Mundial: en Holanda.


Debido a problemas económicos, los Campeonatos Intercontinentales y Mundiales no suelen celebran con periodicidad anual, sino alternándose; es decir, un año tiene lugar el Campeonato Mundial y al siguiente el Intercontinental.



La actual principal finalidad de los países que conforman la Federación Internacional de Sokatira (TWIF) es que la misma sea considerada como deporte olímpico.











LA SOKATIRA EN EL PAÍS VASCO

A pesar de no contar con ninguna cita escrita, existe la convicción de que la sokatira se ha practicado entre los vascos desde siempre.

 Las pistas más antiguas de las que disponemos la vinculan al quehacer cotidiano de los marineros, que atracaban los barcos tirando de la "sirga".









 También se le ha de hacer alusión a la caza de la ballena, puesto que una vez muerto el cetáceo, había que desembarcarlo para su partición a rastras, tirando de su cabeza y de su cola.


Gracias a la habilidad de tirar adquirida en el trabajo, comenzaron a competir entre ellos.
Etnográficamente, el nombre de soka tiene rasgos célticos.



Como incidente, decir que el 18 de abril de 1.915, durante las Fiestas Vascas, se celebraron en el campo de fútbol de Atocha concursos de sokatira, con grupos de 12 hombres. Se proclamó vencedor el grupo denominado JOLASTOKIETA.



También en Azpeitia, allá por 1.935, el famoso aizkolari Keixeta preparó en las Fiestas Vascas al grupo de Azpeitia, para que compitiese contra el de Oyarzun, campeón de España, y ganaron.

 La palabra castellana sogatiene su origen en la vasca soka. Y nuestra soka está tomada de la céltica suka.

No obstante, los recuerdos y la tradición oral mantienen que el siglo pasado los desafíos de sokatira eran muy frecuentes en los barrios vascos.

En Euskal Herria, la mayoría de las veces la sokatira ha tenido como escenario de la tirada la superficie dura.

Hace muy pocos años que conocemos la modalidad de tierra. Se pasó de tirar sobre el suelo a tirar sobre goma en torno a los años 79-80. Desde entonces se ha competido incluso el Campeonato Internacional en la modalidad de sobre goma. La primera vez fue en Gecho, en 1.991.
La sokatira Internacional se empieza a dar a conocer a finales de la década de los setenta. Muy pocos sabían que la sokatira se practicara en el extranjero. En dicha década, en Euskal Herria se encontraba a la cabeza el grupo de Mutriku, que en 1.972 se ocupó de traer al equipo de Inglaterra a tierras vascas con el objeto de que instruyeran en torno a la técnica sobre suelo, ya que hasta entonces aquí no se conocía esta modalidad.


 En 1.978 participó por primera vez a nivel de club, en Inglaterra. Ese mismo año, en la Junta General de TWIF celebrada en Mónaco, los representantes vascos, en nombre de España, son aceptados en calidad de nuevos socios, y, por consiguiente, en el Campeonato Mundial de Suecia del año siguiente, Aramayona y Motrico participan a nivel nacional en representación de Euskadi (España). Nuarbe compite por vez primera en 1.980, y en el 83 obtiene la medalla de oro en Irlanda a nivel de club, en 560 kilos, y en el 91 en Suiza, a nivel nacional. Desde entonces, nadie ha conseguido vencerle en estos 9 años, ni en el Campeonato de Europa, ni en el Mundial. ¡Menuda marca, vaya si lo es!. Nuarbe ha logrado otras dos medallas de oro a nivel nacional en 640 kilos, peso estrella en sokatira, en Inglaterra en el 93 y en Jersey en el 97. Digamos también que a pesar de no ser el caso de los grupos de Euskal Herria, en los grupos más fuertes de Europa tiran a nivel nacional las selecciones, y los equipos al nivel de club; de ahí la diferencia entre el valor de uno y otro.

En Euskal Herria, la mayoría de las veces la sokatira ha tenido como escenario de la tirada la superficie dura. Hace muy pocos años que conocemos la modalidad de tierra. Se pasó de tirar sobre el suelo a tirar sobre goma en torno a los años 79-80. Desde entonces se ha competido incluso el Campeonato Internacional en la modalidad de sobre goma. La primera vez fue en Gecho, en 1.991. A partir de entonces, se juega la mundial una vez cada dos años. Participan grupos de Europa y de Japón. Por otra parte, la tirada sobre goma se practica sobre todo, más que como modalidad, para los entrenamiento a nivel internacional.



La sokatira Internacional se empieza a dar a conocer a finales de la década de los setenta. Muy pocos sabían que la sokatira se practicara en el extranjero. En dicha década, en Euskal Herria se encontraba a la cabeza el grupo de Mutriku, que en 1.972 se ocupó de traer al equipo de Inglaterra a tierras vascas con el objeto de que instruyeran en torno a la técnica sobre suelo, ya que hasta entonces aquí no se conocía esta modalidad.
 En 1.978 participó por primera vez a nivel de club, en Inglaterra. Ese mismo año, en la Junta General de TWIF celebrada en Mónaco, los representantes vascos, en nombre de España, son aceptados en calidad de nuevos socios, y, por consiguiente, en el Campeonato Mundial de Suecia del año siguiente, Aramayona y Motrico participan a nivel nacional en representación de Euskadi (España). Nuarbe compite por vez primera en 1.980, y en el 83 obtiene la medalla de oro en Irlanda a nivel de club, en 560 kilos, y en el 91 en Suiza, a nivel nacional.

 Desde entonces, nadie ha conseguido vencerle en estos 9 años, ni en el Campeonato de Europa, ni en el Mundial. ¡Menuda marca, vaya si lo es!. Nuarbe ha logrado otras dos medallas de oro a nivel nacional en 640 kilos, peso estrella en sokatira, en Inglaterra en el 93 y en Jersey en el 97. Digamos también que a pesar de no ser el caso de los grupos de Euskal Herria, en los grupos más fuertes de Europa tiran a nivel nacional las selecciones, y los equipos al nivel de club; de ahí la diferencia entre el valor de uno y otro.



DISTINTAS MODALIDADES DE SOKATIRA:
En Euskal Herria, la mayoría de las veces la sokatira ha tenido como escenario de la tirada la superficie dura. Hace muy pocos años que conocemos la modalidad de tierra. Se pasó de tirar sobre el suelo a tirar sobre goma en torno a los años 79-80. Desde entonces se ha competido incluso el Campeonato Internacional en la modalidad de sobre goma. La primera vez fue en Gecho, en 1.991. A partir de entonces, se juega la mundial una vez cada dos años. Participan grupos de Europa y de Japón. Por otra parte, la tirada sobre goma se practica sobre todo, más que como modalidad, para los entrenamiento a nivel internacional.

TÉCNICAS PARA TIRAR:

Es evidente que las técnicas para tirar en tierra y en goma son muy dispares. El de tierra requiere mucha más permanencia y las tiradas son más largas, porque los tiradores se posicionan mejor sobre la tierra. Los grupos de Inglaterra poseen una técnica muy elaborada. Los grupos vascos han tenido que aprender de ellos, y afortunadamente han demostrado que son buenos alumnos. Sin duda, la situación y el quehacer del grupo de ocho es distinto en cada país, adecuándose a las características de cada lugar. Como en el resto de los deportes, el entrenador, además de mandar sobre el grupo, tiene que detectar las debilidades del adversario, para dar órdenes en el momento adecuado. Especial relevancia tiene también el último tirador, que hace las veces de "ancla". Es él quien mejor siente los momentos de presión de la cuerda y quien a más altura se sitúa, teniendo una amplia visión.
Otro importante punto es del calzado, tanto para tierra, pues hay que dar con las botas adecuadas, como para goma. Hasta hace bien poco hemos visto las abarcas de goma para la tierra dura, para adherirse a ella. Hoy en día se buscan zapatillas adecuadas para sujetarse a la goma.

DIFERENTES PESOS:
Los grupos están formados por 8 personas, y el peso mínimo de hombres es de 560 kilos. Son chicos de 70 kilos de promedio. En los campeonatos de Euskal Herria también se suele medir con peso de 600 kilos, aunque no en los internacionales, con chicos de 75 kilos de media. El peso estrella a nivel internacional es de 640 kilos, es decir, de 80 kilos de promedio. Con frecuencia, los grupos de Euskal Herria andan bastante mal en este peso, con menos kilos. El siguiente peso es de 680, es decir, de 85 kilos de media. El mayor peso es de 720 kilos, con chicos de 90 kilos. Por ahora, los grupos vascos no han dado la talla en este peso. Los preparados para entrar en 90 kilos tienen que ser grandes, y de esos abundan más al norte de Europa.
En las mujeres, está claro que los pesos son menores: de 480 kilos, con una media de 60 kilos cada una; de 520, con 65 kilos y de 560, el mayor, con 70 kilos. Ni qué decir que los grupos vascos muestran su mejor nivel en los pequeños, tanto en goma como en tierra.



EL PAÍS VASCO/REPRESENTACIÓN:
Al igual que en el resto de los deportes, las autoridades de Euskal Herria ya tienen qué hacer en este campo, y también los deportistas. La reivindicación a favor de una Selección Vasca se escucha entre nosotros con una intensidad cada vez mayor, y los deportistas están tomando parte muy activamente. No han conseguido progresar en las gestiones que la sokatira ha realizado por su cuenta hasta el momento a nivel internacional. De modo que está claro que si se desea conseguir, antes se deberá hacer en otros niveles. Es evidente que los grupos de sokatira ven claramente cuál es su representación a nivel internacional y de quién proviene la ayuda. Sin embargo, los organizadores siempre colocan SPAIN en su nombre.

Lazaro Azkune, locutor de Herri Irratia


La caza de la ballena

Los primeros datos históricos de caza de ballena señalan a los pescadores vascos como pioneros en este arte de pesca. La primera documentación al respecto data del 31 de diciembre del año 1.200 d.c., en el que el rey Alfonso VIII pedía cada año a los pescadores "arrantzales" una ballena.

A pesar de no existir demasiados datos, parece que la caza de la ballena estaba muy arraigada en la vida de nuestros pescadores, tal y como demuestran las imágenes que aparecen en los escudos de armas y sellos de la época.

En el Archivo Nacional de París se conserva un sello de Hondarribia que data de 1.335 en el que aparecen pescadores arponeando a una ballena, del mismo modo en el que aparecen en el escudo de la Cofradía.


José Antonio Azpiazu
El año 2001 se celebra el centenario de la última ballena cazada en las costas vascas. En mayo de 1901 apareció en Orio, ante el asombro de la población, un cetáceo, cuya presencia despertó en los pescadores el instinto cazador de sus antepasados losballeneros, un instinto


Balleneros vascos en el Cantábrico
José Antonio Azpiazu
El año 2001 se celebra el centenario de la última ballena cazada en las costas vascas. En mayo de 1901 apareció en Orio, ante el asombro de la población, un cetáceo, cuya presencia despertó en los pescadores el instinto cazador de sus antepasados losballeneros, un instinto adormecido por la falta de práctica. La aparición de estos animales había sido muy esporádica a lo largo del siglo XIX, y es necesario remontarse al siglo XVIII para reencontrarnos con una actividad ballenera de cierto peso. Manuel Larramendi testificó en su Corografía la épica lucha del hombre con el monstruo, en un enfrentamiento desigual.
La época gloriosa de los balleneros vascos fue el siglo XVI, sobre todo en razón de la gran epopeya de Terranova. En realidad, ha sido Terranova la que ha provocado una admiración que se ha perpetuado al haberse engarzado en el mundo de la leyenda. Las pesquerías transatlánticas, sin embargo, no constituyen la única razón del mito ballenero. Tres siglos antes, los balleneros vascos campeaban por el Cantábrico, y contribuyeron a forjar un sistema de vida y una cultura material que ha perdurado desde el siglo XIII hasta el siglo XIX.
Terranova fue posible sólo porque la escuela ballenera vasca, tanto la de carácter local como la que se extendía a lo ancho del Cantábrico, permitió empresas de más aliento, como las mencionadas de la costa canadiense. Los tres primeros siglos de práctica en la caza de la ballena permitieron a los vascos dominar no sólo la técnica de la captura, sino también de su aprovechamiento y comercialización, a la vez que obligó a sus marinos a adentrarse en áreas poco conocidas, lo que sirvió como adiestramiento para ulteriores aventuras.
Dos eran los sistemas utilizados por los vascos para esta arriesgada y fructífera caza en la costa cantábrica. Una, la más popular y conocida, ha dejado profundos rastros en nuestras costas, sobre todo en forma de topónimos indicadores de los altozanos destinados a avistar el paso de las ballenas. Se trata de las conocidas "atalayas", ocupadas por un vigilante permanente, listo para dar el aviso a la comunidad que esperaba ansiosa la providencial visita del cetáceo. Al aviso se seguía la carrera para intentar ser los primeros en alcanzar y arponear al animal, lo que, además de asegurar su captura, otorgaba ciertos derechos al primer arponeador. Estas evoluciones, que con frecuencia se realizaban a la vista del puerto, constituían un espectáculo popular porque en el envite se jugaba con la vida de los marineros y porque de su éxito dependía la economía de la comunidad.
Otro sistema de la caza de la ballena consistía en la organización de las pesquerías en forma de compañías, financiadas por vecinos que o bien podían participar directamente en la faena o bien por otros que quedaban al margen de la propia cacería. Estos inversores podían participar en el negocio si formaban parte de la comunidad portuaria, pero también encontramos importantes inversores procedentes de ciudades como Gasteiz. Estos últimos estaban interesados en comercializar la grasa de la ballena, fundamentalmente para dirigirla hacia el mercado castellano, e intervenían financiando tanto las mencionadas pesquerías como las expediciones a Terranova.
Las compañías balleneras se podían establecer en puertos locales como Lekeitio o podían alquilar, por tres o cuatro meses, algún puerto de Santander, Asturias o Galicia. Los contactos de los vascos con estas zonas occidentales del Cantábrico se dirigían no sólo al mundo de la ballena, sino a otro tipo de actividades, sobre todo el comercio. Los vascos vendían hierro, acero, armas e instrumentos, y compraban vino y sardinas. A veces, cuando la suerte les era esquiva en la caza, las expediciones balleneras diversificaban sus esfuerzos y dirigían sus economías hacia el intercambio, eventualidad para la que los había preparado la experiencia: ésta les había enseñado a estar abiertos a otros campos diferentes a los vinculados a la ballena.
El gran cetáceo suscitaba las lógicas apetencias, de modo que era difícil evitar peleas entre los propios vecinos, entre los balleneros dediferentes puertos, e incluso entre la comunidad de balleneros y las autoridades concejiles; éstos, en general de extracción social más pudiente, pretendían sacar de la ballena la mayor ventaja al menor coste. La animadversión entre algunos puertos ha llegado hasta nuestros días, aunque hoy la liza se reduce a una pura competición deportiva, las traineras. Antiguamente, además del honor entraba en juego el beneficio económico, y las reglas sobre la titularidad o el aprovechamiento de la ballena siempre permitían interpretaciones a favor del más fuerte. En esta pelea, Bermeo se imponía tradicionalmente a Elantxobe, Getaria a Zarautz, y los balleneros donostiarras imponían su ley entre sus vecinos cuando encontraban algún resquicio para la disputa sobre las piezas cazadas.
Detrás del mundo ballenero, obviamente, estaba la comercialización de los productos obtenidos de la ballena. La carne de las piezas jóvenes se salaba y se vendía a los franceses, por lo visto menos exquisitos en sus gustos culinarios. El gran negocio provenía de la venta de la grasa, utilizada sobre todo para el alumbrado. Como de cada ballena se producían muchos miles de litros de saín, su comercialización animaba no sólo los puertos, sino los distintospuntos del recorrido del preciado producto rumbo a su destino definitivo. Las lonjas de los puertos disponían de grandes tinajas traídas desde Sevilla para almacenar la grasa, que cuando iba hacia la Meseta se cargaba en odres o pellejos, único modo para transportar el líquido elemento a lomo de mulas.
Un caso particular de este panorama lo constituía el puerto fluvial de Alzola, a diez km. de la desembocadura del Deba. Hasta este punto era posible transportar la grasa en barricas de doscientos litros, lo que se hacía utilizando largas barcas o chalupas que se denominaban alas o gallupas, que viajaban desafiando las corrientes y los riscos de las orillas. Alzola se convirtió en una inversión segura por el hecho de que, alejado de los peligros propios de la costa, ofrecía todas las ventajas que podía suministrar un puerto interior que, además, era un punto estratégico en las relaciones mercantiles entre el interior y el mar. Además, Alzola se situaba en medio del camino más corto entre Gasteiz y el Cantábrico, lo que contribuyó a convertir esta localidad en un punto de referencia obligado en el comercio y las rutas guipuzcoanas.
Alzola, Deba, Orio, Donostia, etc., se convirtieron en importantes centros de comercialización de la grasa de ballena. En torno a estos puntos claves se desarrollaba una actividad mercantil que daba vida a sus respectivas comunidades: lonjeros, aleros, trajineros, mercaderes, etc., obtenían beneficios de las pesquerías de la ballena. Si a esto añadimos los trabajos propios de la 
transformación de la ballena en grasa, utilizando al efecto grandes calderas de cobre, o los que limpiaban las barbas de ballena, producto muy solicitado para la cosmética de la época, cerramos un panorama que completa el ciclo de la captura de la ballena, que se constituyó en un elemento clave para la economía vasca y el desarrollo de las poblaciones costeras.
La ballena cantábrica constituyó un importante hito en la consolidación de la sociedad vasca que. A partir del siglo XIII, la captura del cetáceo se convirtió en el elemento de referencia obligado para las comunidades costeras, identificadas en buena medida con el factor ballenero. Aunque este modo de vida desapareció hace mucho tiempo, y en buena medida había caído en el olvido, sirva esta contribución para reivindicar a los antepasados que con arrojo se lanzaron a conquistar el espacio marítimo, desafiando al imponente monstruo que lo vigilaba.

Fotografías: Enciclopedias Lur y Auñamendi













Comienza la ‘reconstrucción’ de la nao que será embajadora de Donostia 2016

El ballenero San Juan, hundido en Canadá en 1565, es una leyenda de la navegación

12.01.13 - 19:52 -

La aventura ha comenzado. En los bosques de la Sakana navarra se talan ya los robles de los que saldrá la madera necesaria para reconstruir la nao San Juan, el ballenero paisatarra que se hundió en 1565 en Labrador, en la costa de Canadá, y es una leyenda de la arqueología marina, hasta el punto de que su imagen sirve de símbolo para el Patrimonio Cultural Subacuático de la Unesco.
A partir de junio, en el astillero Ondartxo de Pasaia, empezará la construcción de la nave con las mismas técnicas artesanales de hace 450 años. Será un largo proceso ‘musealizado’: los visitantes podrán seguir paso a paso el avance de los trabajos. En 2016 la nao estará lista para navegar y se convertirá en embajadora de la capitalidad cultural donostiarra.
«El San Juan navegará, también, con el sistema tradicional que se usaba en la época, sin el apoyo de los medios técnicos actuales», explica Xabier Agote, presidente de la asociación de cultura marítima Albaola, promotora de esta iniciativa que se ha convertido ya en uno de las piezas esenciales de San Sebastián 2016. ¿Por qué? «Porque mira al pasado para lanzarnos al futuro, porque es un proyecto que revitalizará toda la zona de Pasaia y porque, recuperando señas históricas del País Vasco, saldrá al contacto con el mundo», coinciden Eva Salaberria, coordinadora gerente de la oficina de la capitalidad, y Jon Maia, asesor de Donostia 2016.
El viejo astillero de Ondartxo, ya casi en la salida al mar de la bahía pasaitarra, es el epicentro de este proyecto a medio camino entre el romanticismo y las dimensiones titánicas. Convertido desde 2010 en centro de cultura marítima, Ondartxo será la factoría artesanal donde se construya el barco ante la mirada del público que quiera sumarse al proceso. Viejos oficios serán puestos nuevamente en valor para ‘fabricar’ las velas, las cuerdas y, por supuesto, el esqueleto de madera de una nave que tiene nada menos que 22 metros de largo.
El San Juan fue construido en 1563 en la bahía de Pasaia. «Eran los años en que el País Vasco era la mayor potencia del mundo en navegación, y territorios como Gipuzkoa vivían volcados en el mar», recuerda Agote. El ballenero, de 200 toneladas, podía transportar casi mil toneles de aceite de ballena («el preciado petróleo de la época», como recuerda Maia), se componía de tres mástiles y tres cubiertas, tenía capacidad para transportar 60 marineros y cinco barcas balleneras y sus estructuras principales eran de roble.
Hundido, pero sin víctimas
En la primavera de 1565 el ballenero partió de Pasaia y, tras surcar durante dos meses el Atlántico («es el tiempo medio que se tardaba entonces desde el País Vasco hasta América del Norte») el San Juan atracó en una bahía de Terranova que los vascos llamaban ‘Butus’ o ‘Buytes’, y hoy es conocida como Red Bay, en Labrador. Era un lugar frecuentado por los marineros vascos: hasta el siglo XVII reunía cada año a una decena de balleneros y 1.500 hombres.
En octubre de ese 1565 una fuerte tormenta causó su hundimiento, cuando se encontraba anclado en la bahía y con mil toneles en el interior. Al parecer no hubo víctimas, y la tripulación pudo volver a casa en otros balleneros.
Todo tiene carácter épico en esta historia, remarcan Agote y Jon Maia. Una investigación en el Archivo Histórico de Oñati arrojó a la luz unos documentos que servirían en 1978 para encontrar los restos del ballenero en Red Bay, a una profundidad de unos diez metros. La agencia del gobierno canadiense que gestiona su patrimonio histórico, Parks Canada, puso en marcha entonces un estudio que ha durado tres décadas, y que se considera «la mayor investigación científica sobre un barco jamás realizada», según los técnicos de Albaola. En 1985 el barco ya fue portada de la revista National Geographic.
Curiosamente, tras salvar algunos objetos de mayor valor que están hoy expuestos en el Museo de los Balleneros Vascos en Canadá, los restos fueron devueltos al mar «porque es donde mejor iba a seguir siendo conservado».
Robles de la Sakana
Con esos planos y todo el material investigado la gente de Albaola se dispone a reconstruir la nao. Los primeros pasos están en marcha: en la Sakana navarra ya se están talando los 200 robles precisos para hacer la estructura de madera del barco. «Para una zona acostumbrada a destinar 2.000 robles al año a otros usos esto es solo una pequeña parte, y además nos están suministrando la madera sin coste para implicarse también en el proyecto de la capitalidad», cuenta Jon Maia. «Todo va acompañado de un plan sostenible de reforestación».
Para junio estará dispuesta la estructura que cubrirá el astillero de Ondartxo y empezará el trabajo ahí. Unas veinte personas, recuperando el viejo oficio de ‘carpintero de ribera’, se ocuparán de la tarea. Habrá cordeleros, herreros, confeccionadores de velas... «Y todo, repitiendo la manera de trabajar del siglo XVI: hasta la pintura se hará con brea natural, como entonces», dice Agote. «El barco es solo la punta de la pirámide: lo importante es el trabajo de fondo de recuperación de la época».
Si todo marcha según lo previsto el barco empezará a navegar en 2016, y se convertirá entonces en ‘embajador’ de la capitalidad cultural donostiarra. Aún queda por fijar la singladura, aunque se da por supuesto que la nao recorrerá las costas europeas y acabará viajando hasta Canadá, repitiendo el recorrido de hace 450 años.
El presupuesto concreto del proyecto está todavía por perfilar. «Es una iniciativa que reúne muchos de los objetivos de la capitalidad», cuenta Eva Salaberria. «Ese barco es un hito en la cultura marítima internacional y en el patrimonio vasco, el proceso de construcción será una atracción turística que dinamizará la bahía de Pasaia y nos pondrá en contacto con el mundo».
















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